Y fue entonces como el primer día de clases empezó en la Academia de Ciencias Superiores, Itzuka estaba muy emocionada porque ya casi era tiempo de entrar a su salón de clases. Se sabe que Itzuka siempre quiso entrar a ese colegio ya que era un de los mas reconocidos a nivel nacional en Japón, aunque en ese momento Itzuka se había quedando en ese joven japonés que le había ayudado a levantar tremendo desastre... Oh!! Aquel muchacho, como se llama... oh si Azake ese joven es tan lindo de tan solo verle creo que es muy buen amigo... pero ¿cómo será de novio? se decía la joven para si no dejaba de pensar en aquel muchacho que era como si lo conociera.
Y llego al fin el momento en que Itzuka entrara a las clases, al entrar en el magnifico salón de clases se dio cuenta de que el pizarrón era electrónico los asientos era de piel y bastante cómodos, pues claro no había sido en vano esforzarse por sacar puro diez en toda su vida para poder entrar en aquella academia, sin embargo ahí todo mundo ya no usaba cuadernos todo era a través de unas tabletas electrónicas que estaban conectadas al sillón de piel y era increíble todo eso.
Mientras Itzuka observaba las aulas antes de tomar su primera clase, Azake pensaba en ¿quién era esa chica? acaso ya ¿la había visto? Será que esa muchachita le habré conocido antes se me hace tan parecida y tan linda como si le conociera de toda la vida eso era lo que pensaba Azake.
Por fin entró el maestro que les daría informática avanzada a Itzuka y a sus demás compañeros. El profesor se llamaba Haraga Tzui era un señor alto, delgado de una edad como de unos 35 o 45 se había graduado de la Universidad de Tokio en Ciencias Informáticas, por alguna extraña razón a Itzuka le recordaba mucho a un viejo maestro que había tenido en la preparatoria.
Después de quedarse pensando en Itzuka, Azake se fue a su aula. Azake ya tenía conocimientos sobre su carrera ya que se había informado. Azake disfrutaba aprender cosas nuevas y el cambio que la academia había hecho en sí era increíble tenía muchos propósitos para su vida y por ello nunca se rendiría.
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